En 2020, en un bar de Manaos, una mujer rompió el silencio de su dolor bailando «Holiday» de Madonna en honor a su hijo fallecido. Ese momento, grabado por un testigo y compartido en redes, se volvió viral rápidamente y terminó siendo replicado por la misma reina del pop. Detrás de ese video que enterneció a millones, estaba María Solange Amorim, una brasileña de 54 años con una vida marcada por la adicción y las calles.
Durante más de tres décadas, María lidió con el consumo de drogas, vivió en la calle y llegó a estar involucrada en el tráfico en los barrios más peligrosos entre Fortaleza y Manaos. Pero el inesperado foco mediático se convirtió en una oportunidad. Tras el video viral, fue contactada por fundaciones sociales, inició un proceso de desintoxicación, se reencontró con su familia y retomó sus estudios. Lo que para muchos fue solo un baile, para ella fue el primer paso hacia una nueva vida.
Hoy, desde Guarulhos, María tiene un nuevo propósito: terminar el bachillerato y formarse como psicóloga. Su meta es clara: tenderle la mano a quienes siguen atrapados en la oscuridad que ella ya dejó atrás. “El ser humano tiene cura”, dice con convicción. Su historia, marcada por la resiliencia, es prueba de que incluso en los peores momentos puede nacer una segunda oportunidad.