Durante la promoción de su nuevo álbum El Último Baile, Silvestre Dangond protagonizó un momento que quedará en la memoria de muchos. Mientras caminaba por las calles de Valledupar, rodeado de seguidores que lo animaban con alegría, un niño llamó su atención por una razón muy especial: lo estaba imitando con entusiasmo, y acompañándolo con emoción en cada paso.
Silvestre, fiel a su estilo cercano y agradecido, no dudó en detenerse y regalarle su propio sombrero al pequeño. El gesto fue espontáneo, genuino y lleno de cariño, arrancando aplausos de quienes presenciaron la escena. El niño, sorprendido y emocionado, recibió el regalo con una gran sonrisa, dejando claro que los ídolos también inspiran desde lo humano.