La belleza de la tradición pesquera en el río Magdalena resplandece en una jornada llena de camaradería y esfuerzo. Los pescadores, utilizando la técnica del trasmallo, se unen para llevar a cabo una labor que trasciende generaciones. Con sus redes extendidas, trabajan al unísono, recogiendo los frutos del río mientras disfrutan del paisaje natural que les rodea.
Esta práctica no solo revela la habilidad y el conocimiento de los locales, sino que también representa un vínculo profundo con el agua y la vida que alberga. Las risas, las historias compartidas y la satisfacción de una buena pesca crean un ambiente memorable que fortalece la comunidad.
En un mundo donde las tradiciones son cada vez más escasas, la faena de estos pescadores en el río Magdalena se presenta como un hermoso recordatorio de la conexión que podemos tener con nuestra cultura y el medio ambiente.