El senador Iván Cepeda oficializó su precandidatura presidencial el pasado 22 de agosto en Pasto, en medio de un acto simbólico llamado El poder de la verdad. Desde entonces, su aspiración ha desatado una tormenta política: sectores de oposición, figuras del Centro Democrático y precandidatos como Vicky Dávila y Miguel Polo Polo lo han señalado como “el candidato de las Farc”, acusación que tomó fuerza tras la publicación de un video en el que Rodrigo Londoño, alias Timochenko, excomandante de las Farc y presidente del partido Comunes, expresa su respaldo a Cepeda diciendo: “Estamos contigo”.
Ante el revuelo, Cepeda ha negado rotundamente cualquier vínculo político con la extinta guerrilla. En entrevistas y comunicados, ha reiterado que su candidatura no responde a intereses armados ni a designaciones del presidente Petro, sino a un “mandato colectivo” de movimientos sociales, víctimas del conflicto y sectores progresistas que ven en él una figura ética y coherente para liderar el país. Además, anunció acciones legales por calumnia agravada, injuria y hostigamiento contra quienes lo señalan sin pruebas, incluyendo a los hijos del expresidente Álvaro Uribe y al director del Centro Democrático.
Cepeda argumenta que los ataques buscan desviar la atención del fallo judicial que condenó a Uribe en primera instancia por fraude procesal y soborno, en un caso en el que él figura como víctima. “No voy a responder con insultos, pero sí defenderé mi honra”, declaró, emplazando al uribismo a realizar un debate serio sobre la llamada “Farcpolítica”, que ha solicitado desde hace más de una década. Su postura busca desmarcarse del estigma y reafirmar su compromiso con la paz, la justicia social y la transparencia institucional.
La candidatura de Cepeda se inscribe en la consulta interna del Pacto Histórico, prevista para el 26 de octubre, donde competirá con otros líderes de izquierda. Su objetivo: consolidar una propuesta de gobierno que continúe el proceso de paz, enfrente la corrupción y represente a las víctimas del conflicto armado. En medio de la polarización, su campaña se presenta como un ejercicio de diálogo y respeto, en contraste con las narrativas de odio que, según él, buscan silenciar su trayectoria política.