«Si yo no voy, no va nadie». Petro le ordenó a su gabinete no asistir a la ANDI, porque él no fue invitado

La décima edición del Congreso Empresarial Colombiano, organizado por la Asociación Nacional de Empresarios (ANDI), se desarrolló sin la presencia del presidente Gustavo Petro ni de ningún miembro de su gabinete. La ausencia del Ejecutivo fue una decisión directa del mandatario, quien, tras no ser incluido en la agenda del evento, ordenó que ningún ministro asistiera en señal de respaldo a su exclusión. La medida fue interpretada por diversos sectores como un gesto de confrontación que profundiza la distancia entre el Gobierno y el empresariado colombiano.

Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, reveló que la no invitación al jefe de Estado no fue un desaire, sino una respuesta a una solicitud previa del propio Petro. “Me dijo: ‘no me invite’. Que se sentía más tranquilo en otros espacios y que prefería no estar con los grupos gremiales”, afirmó el dirigente gremial. Sin embargo, la decisión presidencial de vetar la participación de su gabinete generó sorpresa y preocupación, especialmente por los temas económicos y sociales que estaban en discusión.

Mientras en Cartagena se debatían propuestas de precandidatos presidenciales y líderes empresariales, Petro se encontraba en Boyacá entregando títulos de propiedad rural y firmando el ‘Pacto Boyacá’. Desde allí, publicó un mensaje en redes sociales que fue leído como una respuesta simbólica: “Mientras en la ANDI dicen fuera, aquí gritan bienvenido”. El contraste entre ambos escenarios evidenció no solo el distanciamiento político, sino también la narrativa que el presidente busca construir frente a los sectores productivos.

La ausencia del Gobierno en un evento de alto impacto económico deja interrogantes sobre la viabilidad del diálogo institucional. Aunque algunos ministros han mantenido canales de comunicación con gremios, el gesto presidencial marca un punto de inflexión en la relación con el sector privado. En medio de un contexto de desacuerdos sobre reformas, subsidios y modelos de desarrollo, el país observa cómo se agudiza una tensión que podría tener efectos en la gobernabilidad y la inversión.