El presidente Gustavo Petro volvió a encender la polémica este lunes al advertir que una eventual intervención militar contra Venezuela podría convertir a la región en un nuevo escenario de guerra como Siria o Irak. En su cuenta de X, el mandatario aseguró que una agresión violenta permitiría la entrada de “asesinos de masas” que se adueñarían de territorios, debilitando a los Estados como garantes de paz social. Para Petro, la solución no está en la fuerza extranjera, sino en una coordinación regional “en igualdad, no en sumisión”.
Aunque el mensaje busca posicionarse como una defensa de la soberanía latinoamericana, muchos colombianos lo interpretan como una nueva muestra de respaldo a Nicolás Maduro, líder del régimen venezolano acusado por Estados Unidos de encabezar el Cartel de los Soles. Desde el día uno, Petro ha evitado condenar abiertamente al chavismo, lo que ha generado desconfianza entre sectores que ven en su discurso una alineación ideológica más que una postura diplomática.
El mandatario también mencionó la “patria grande de Bolívar”, incluyendo a Panamá, Ecuador, Colombia y Venezuela como una unidad política que debe resistir la presión de potencias extranjeras. Sin embargo, su silencio frente a las denuncias de narcotráfico y violaciones de derechos humanos en Venezuela contrasta con su llamado a la paz.
Mientras Estados Unidos despliega buques y tropas en el Caribe y eleva la recompensa por Maduro a 100 millones de dólares, Petro insiste en que una invasión sería “el peor error”. Pero en Colombia, donde el régimen chavista ha sido señalado por financiar grupos armados y traficar droga por la frontera, muchos se preguntan: ¿defender la soberanía o encubrir al vecino?.