El abogado y precandidato presidencial Abelardo de la Espriella lanzó una de las críticas más duras contra la reforma tributaria propuesta por el gobierno de Gustavo Petro, calificándola como “un atraco a la economía y a los colombianos”. Según De la Espriella, el proyecto no busca desarrollo ni equidad, sino cubrir el déficit fiscal generado por lo que él llama “un gobierno paquidérmico, corrupto y desbordado en gasto público”.
La reforma, que pretende recaudar $26,3 billones para financiar el presupuesto de 2026, incluye aumentos en impuestos a dividendos, herencias, combustibles, juegos de azar, cirugías estéticas y hasta compras por plataformas como Shein y Amazon. De la Espriella asegura que estas medidas castigan a la clase media, a los emprendedores y a los ciudadanos de a pie, mientras el Estado sigue inflando su nómina y gastando sin control. “Más impuestos para tapar el hueco fiscal de la corrupción”, sentenció.
Además, el precandidato propuso eliminar el impuesto del 4×1000 y reducir el tamaño del Estado en un 40 %, afirmando que Colombia tiene recursos naturales suficientes para sostenerse sin exprimir a los contribuyentes. Su discurso ha calado en sectores empresariales y ciudadanos que ven con preocupación el impacto de la reforma en sus bolsillos, especialmente en un año preelectoral donde el Congreso está dividido y la Corte Constitucional aún no se pronuncia.
Mientras Petro defiende la reforma como una apuesta por la justicia fiscal y la sostenibilidad económica, De la Espriella la pinta como una receta para el desastre. El choque entre ambos modelos de país ya se siente en las calles, en los medios y en las urnas que se avecinan. ¿Reforma o ruina? El debate está servido.