Petro pide fuerza de paz para Palestina, mientras Colombia vive a diario en un conflicto armado

Mientras el presidente Gustavo Petro propone ante la ONU una fuerza armada de paz para Palestina, Colombia vive su propia guerra sin fin. En lo que va del 2025, más de 84.000 personas han sido desplazadas por el conflicto armado interno. Soldados emboscados, familias inocentes huyendo entre balas, niños reclutados por grupos ilegales: ¿quién alza la voz por ellos?.

Petro advirtió que “las bombas que caen en Gaza también caerán en Bogotá y Caracas”, pero en Colombia ya están cayendo. En el Catatumbo, más de 73.000 personas han sido expulsadas de sus hogares. En el Valle del Cauca, comunidades enteras viven bajo fuego cruzado, con granadas lanzadas a estaciones de policía y enfrentamientos diarios. ¿No es esta también una guerra que merece intervención urgente?.

La propuesta del mandatario busca detener el genocidio en Gaza, pero muchos se preguntan si el Estado ha abandonado su propio territorio. Mientras se habla de paz internacional, en Colombia se multiplican las alertas tempranas, los confinamientos y los asesinatos de líderes sociales. ¿Es coherente pedir tropas para Palestina cuando no hay garantías de seguridad ni retorno para los desplazados en Jamundí, Tibú o Buenaventura?.

La pregunta que queda flotando es incómoda pero necesaria: ¿cuándo Colombia será prioridad para sus propios gobernantes? Porque mientras se alzan discursos en Nueva York, en los campos del Cauca y las veredas del Chocó, la guerra sigue cobrando vidas. Y no hay fuerza de paz que se asome.