Petro les mandó el Esmad a los militares retirados en Bucaramanga

Lo que prometía ser una jornada de respaldo masivo al presidente Gustavo Petro en Bucaramanga terminó en caos, desilusión y represión. El llamado “tarimazo” presidencial, convocado en la Plaza Luis Carlos Galán, se convirtió en un evento fallido: miles de asistentes, muchos de ellos transportados desde Yondó y Barrancabermeja en buses, se retiraron tras más de tres horas y media de espera bajo la lluvia, sin que el mandatario apareciera.

Mientras la plaza se vaciaba, en el Parque Santander se concentraban militares retirados y ciudadanos santandereanos que ejercían su derecho a la protesta. El ambiente era tenso pero pacífico, hasta que el Ministerio de Defensa, en respuesta a la movilización, ordenó el envío del Esmad. La fuerza antidisturbios intervino contra los manifestantes, generando rechazo entre los asistentes y encendiendo las redes sociales con denuncias de abuso de autoridad.

El episodio ocurre en un contexto de creciente descontento militar: más de 8.000 soldados y oficiales han solicitado su retiro voluntario del Ejército durante el gobierno Petro, alegando desmoralización, abandono institucional y desacuerdo con las políticas del Ejecutivo. En Santander, el gobernador Juvenal Díaz exgeneral retirado ha sido una de las voces más críticas frente al manejo de la seguridad y el trato a los uniformados.

El tarimazo fallido no solo dejó una plaza vacía, sino también una herida abierta entre el Gobierno y sectores que antes representaban la fuerza pública. Mientras Petro insiste en su narrativa de transformación social, los hechos en Bucaramanga revelan una fractura profunda entre el discurso presidencial y la realidad en las regiones. ¿Fue un error logístico o una señal de desconexión política?