El supuesto financiador de la primera línea, Gustavo Bolívar, llegó a Medellín con poncho y carriel

El precandidato presidencial Gustavo Bolívar llegó a Medellín vestido con poncho y carriel, buscando acercarse a los ciudadanos con símbolos típicos de la región. Sin embargo, este gesto ha levantado todo tipo de reacciones. Para muchos, es una estrategia para ganar simpatía en una ciudad conocida por apoyar mayoritariamente a partidos de derecha, donde aún pesa el recuerdo de los disturbios del estallido social y los grupos como la “Primera Línea”, con los que se le ha vinculado.

Bolívar lanzó su campaña el pasado 23 de julio bajo el lema “Defendamos el cambio”, y ha dicho que quiere seguir adelante con las reformas del gobierno Petro, como la pensional, educativa y laboral. En Medellín, también prometió fortalecer la inversión social y no dejarse presionar por el Congreso. Aun así, muchos ven su visita como una jugada para maquillarse políticamente y esconder divisiones dentro del Pacto Histórico, movimiento en el que algunos aliados como el exalcalde Daniel Quintero podrían convertirse en rivales directos.

Además, Bolívar criticó abiertamente a Quintero por las denuncias e investigaciones que rodearon su alcaldía, asegurando que figuras con ese tipo de cuestionamientos no deberían estar en una consulta presidencial. En una ciudad como Medellín, donde el voto está marcado por la defensa de tradiciones y la desconfianza hacia los discursos de izquierda, Bolívar no solo se juega apoyo electoral, sino también su credibilidad.