Alfredo Saade, pastor cristiano y exjefe de despacho presidencial, anunció que no será embajador de Colombia ante Brasil como se había previsto. En cambio, confirmó su candidatura presidencial dentro del Pacto Histórico, con una propuesta que ha encendido las alarmas: convocar una asamblea constituyente para habilitar la reelección de Gustavo Petro. “He decidido quedarme en el país y participar en la consulta presidencial”, escribió en un extenso trino tras una conversación con el mandatario.
Saade, quien fue suspendido por la Procuraduría por presuntas irregularidades en el manejo de pasaportes, busca ahora el respaldo popular para convertirse en el candidato oficial del petrismo en la consulta de octubre. Su propuesta incluye cerrar el Congreso y la Procuraduría, y regular los medios de comunicación que, según él, “mienten y deben ser sancionados”. El tono autoritario de sus declaraciones ha generado preocupación en sectores políticos y sociales.
La candidatura de Saade no solo plantea un giro radical en el discurso del Pacto Histórico, sino que también revive el debate sobre la reelección presidencial, prohibida actualmente por la Constitución. Su idea de una “gran final” entre Petro y Uribe en 2026 ha sido calificada como populista y polarizante, pero también como una jugada estratégica para mantener vivo el proyecto político del actual presidente.
Mientras Brasil nunca confirmó el beneplácito diplomático, Saade se lanza al ruedo electoral con una narrativa mesiánica, apelando al “poder popular” y prometiendo liberar a Petro de lo que llama “el secuestro institucional”. En su visión, el pueblo no solo lo elige: lo sostiene. Y si el Congreso no se alinea, advierte, lo cerrará.