De un infarto murió Carlos Noval, fue combatiente del M19, y uno de los mejores amigos de Gustavo Petro

Carlos Noval, exintegrante del movimiento M19 y figura clave en el proceso de paz que dio paso a la desmovilización de ese grupo insurgente, falleció este lunes a causa de un infarto en su residencia. Desde su reintegración a la vida civil, Noval se mantuvo fiel a su palabra de construir una Colombia en paz, lejos de las armas y cerca de los ideales que lo motivaron en su juventud. Su muerte ha generado reacciones inmediatas en círculos cercanos al presidente Gustavo Petro, quien lo consideraba un amigo y compañero de lucha.

Minutos después de conocerse el fallecimiento, Petro compartió un mensaje en redes sociales en el que lamentó la partida de Noval y exaltó su compromiso con la paz: “QEPD y vuele para que sus sueños de una patria grande y en paz se realicen”, escribió. La prontitud de su pronunciamiento contrasta con el silencio que mantuvo durante horas tras el asesinato de Miguel Uribe, líder político y víctima de un magnicidio que conmocionó al país. Petro tardó más de cinco horas en reaccionar públicamente y, hasta el momento, no ha visitado el Capitolio, donde se rinde homenaje al dirigente fallecido.

La diferencia en los tiempos y gestos ha despertado cuestionamientos en sectores políticos y ciudadanos, que observan con atención cómo el presidente prioriza sus vínculos afectivos y simbólicos. Mientras Carlos Noval representa una historia de reconciliación y lealtad personal, Miguel Uribe encarnaba una visión opuesta del país, desde la institucionalidad y el debate democrático. El contraste entre ambas muertes y sus respectivas reacciones presidenciales abre un nuevo capítulo en la narrativa política nacional.

Carlos Noval deja un legado silencioso pero firme: el de quienes apostaron por la paz sin protagonismo, y cumplieron su palabra hasta el final. Su partida revive memorias del M19, pero también plantea preguntas sobre el lugar que ocupa la memoria en el ejercicio del poder.