La representante a la Cámara Lina María Garrido, del partido Cambio Radical, sigue siendo blanco de amenazas y hostigamientos políticos tras su explosiva réplica al presidente Gustavo Petro durante la instalación del nuevo periodo legislativo el pasado 20 de julio. Su intervención, cargada de denuncias por corrupción, incumplimientos y traición al electorado, provocó una reacción inmediata del mandatario, quien la acusó de lanzar “insultos y mentiras” sin cifras ni argumentos. Desde entonces, el ambiente político se ha tornado más tenso, con una ola de ataques en redes sociales y una denuncia penal por injuria y calumnia interpuesta por el ministro del Interior, Armando Benedetti.
El rifirrafe escaló cuando Benedetti calificó a Garrido como “vulgar, ordinaria y sin preparación”, a lo que la congresista respondió con acusaciones de viol3ncia de género y consumo de drogas, aludiendo a un presunto episodio ocurrido en España. La confrontación no solo sacudió el Capitolio, sino que encendió el debate sobre los límites del disenso político y el respeto institucional. Cambio Radical emitió un comunicado en el que responsabiliza directamente al Gobierno Nacional por cualquier agresión que pueda sufrir Garrido o cualquier miembro de su bancada.
La colectividad denunció que los ataques provienen de sectores cercanos al oficialismo y advirtió que el discurso feminista del Gobierno queda en entredicho cuando se permite o incluso se fomenta la estigmatización de una mujer por ejercer su rol opositor. “Hoy la víctima es una mujer valiente, que con argumentos ha ejercido un rol crítico y firme desde la oposición”, señala el comunicado. Mientras tanto, figuras públicas y congresistas han salido en defensa de Garrido, destacando su temple y coherencia frente a un Gobierno que, según ella, “huele a podrido”.