El féretro del papa Francisco fue trasladado en una solemne procesión desde la capilla de Santa María hasta la Basílica de San Pedro, en donde miles de fieles se congregaron en el camino para poder despedir al pontífice. El féretro fue llevado por trabajadores del Vaticano, acompañado de plegarias y campanas con aplausos.
Al momento de llegar el cuerpo a la basílica, los restos fueron puestos bajo el baldaquino barroco con su rosario entre las manos y una casulla roja. Desde este miércoles 23 de abril, los seguidores y fieles del papa podrán rendirle un homenaje en la capilla ardiente.
El legado del pontífice queda grabado por siempre en la memoria de las personas mientras se despiden de un líder que logró transformar la Iglesia con su visión de un mundo más sencillo y humano.