La relación entre la actividad física y la salud mental es cada vez más reconocida por la comunidad científica. Varios estudios han demostrado que el ejercicio regular no solo mejora la condición física, sino que también tiene un impacto significativo en el bienestar emocional y psicológico.
Reducción del Estrés: La actividad física ayuda a liberar tensiones y a disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esto es especialmente importante en la actualidad, donde muchas personas experimentan altos niveles de estrés debido a la vida moderna.
Mejora del Ánimo: Ejercicios aeróbicos como correr, nadar o andar en bicicleta incrementan la producción de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad. Esto contribuye a mejorar el estado de ánimo y a reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad.
Aumento de la Autoestima: Mantener una rutina de ejercicio regular puede mejorar la imagen corporal y aumentar la confianza en uno mismo, lo cual es fundamental para una salud mental positiva.
Fomento de la Sociabilidad: Participar en actividades físicas en grupo, como clases de fitness, deportes de equipo o incluso caminatas grupales, facilita la interacción social y puede ayudar a combatir el aislamiento y la soledad.
Los profesionales de la salud recomiendan al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana para mantener una buena salud mental y física.
Esto puede incluir actividades como caminar, nadar, ciclismo, yoga, pilates, o cualquier otra actividad que se disfrute.
La Dra. Carolina Ortiz, psicóloga y experta en salud mental, destaca: «La clave está en encontrar una actividad que nos guste y que podamos mantener en el tiempo. El ejercicio no solo es beneficioso para el cuerpo, sino también para la mente. Incluso pequeños cambios, como tomar las escaleras en lugar del ascensor o caminar hasta el trabajo, pueden marcar una gran diferencia.»