Roberth Angulo.
El presidente Santos tiene el alma herida y el corazón triste, uno de sus principales aliados por más de 20 años, su ex ministro, ex embajador, y hoy pre-candidato presidencial Juan Carlos Pinzón, trinó sobre lo que pensaba de la dejacion de armas de las Farc, posición que parecía más de un opositor al Gobierno que uno de sus escuderos.
Por la actitud asumida por el ex embajador Pinzon, el presidente manifestó a una cadena radial en días anteriores lo siguiente, “los clásicos tenían razón cuando decían que la lucha por el poder, que es la política, infortunadamente saca a relucir lo peor de la condición humana». Sin lugar a dudas y equívocos era un derechazo directo, sacado de las fuerzas de su alma, por la posición asumida de su entrañable amigo.
Pero si recordamos las actuaciones del Dr. Pinzón en el Gobierno santista, si bien era respetuoso frente a el proceso de paz con las Farc, este siempre ha sido claro en sus posiciones, por lo que lo de hoy no es extraño con lo que piensa y dice, el ha sido coherente en sus argumentos para criticar el proceso y considerar que se pudo cristalizar un mejor acuerdo.
En su momento vimos a Santos catapultar a Alvaro Uribe como el hombre que dividió la historia de Colombia en dos, lo reconoció como el mejor presidente de la historia, además que con su triunfo el garantizaba la continuidad de sus políticas, era el, el hombre que llevaría su legado adelante, al cabo de un tiempo todos sabemos lo que pasó.
Esta situación me recuerda un pasaje bíblico que dice «con la misma vara que mides serás medido» lo cierto es que el presidente Juan Manuel Santos tiene los días contados en la casa de Nariño, la era de su fin cada día está más cerca, muchos de sus aliados empiezan a buscar otros caminos, la mermelada está agotada y así como el traicionó a Uribe, seguramente muchos lo traicionaran, incluso antes de terminar su Gobierno y Pinzón uno de sus consentidos podría ser el primero.