Manuel Octavio Bermudez, alias «el monstruo de los Cañaduzales» quien violó y asesinó a 50 niños en el año 1999 en el Valle del Cauca, quedaría en libertad el próximo año tras recibir una condena de 56 año de prisión,No obstante por confesar sus crímenes esta le fue reducida a 26 años y seis meses. Pero como manda la excelsa justicia colombiana por su buen comportamiento y por cumplir las tres quintas partes de su condena, manuel Octavio Bermúdez, uno de los asesinos en serie más grandes de este país saldrá el próximo año 2018 cuando cumpla sus 57 años de edad.
El reporte oficial señala que el violador y asesino aprovechaba su oficio como vendedor de helados para llevarse a los menores hasta los cultivos de caña de azúcar, allí los drogaba con lidocaína, posteriormente los violaba y los mataba estrangulándolos.
En la época el país también estaba atemorizado con los crímenes de menores a manos de Luis Alfredo Garavito. alias ‘La Bestia’, quien también entre los años 1992 y 1999 violó y asesinó a cerca de 192 menores en 11 departamentos de Colombia, por lo que «el monstruo de los cañaduzales logró confundir las investigaciones de las autoridades que cada vez más encontraban cuerpos de niños en costales o botados en medio de los cultivos de caña de azúcar.
Por fortuna en el año 200 un niño escapó del intento de homicidio a manos del vendedor de helados, fue entonces cuando las autoridades conocieron detalles del violador y asesino que apuntaban a este se transportaba en una bicicleta y que tenía un defecto en uno de sus pies que lo hacía cojear.
Así las cosas las investigaciones dieron un giro que permitió su captura en el año 2003 en su residencia, donde las autoridades encontraron objetos y prendas de los niños asesinados. Ante lo cual Manuel Octavio Bermúdez confesó sin remordimiento alguno “Sí, violé y maté a los niños”.
Desde ya y ante la inminente salida de la cárcel de uno de los violadores y asesinos en serie más grandes en la historia de Colombia, el temor especialmente entre los vallecaucanos crece, ya se prevé que el asesino regrese a su residencia o a buscar el respaldo de alguno de sus familiares en dicho departamento.