“La afición que alienta a la selección en el Metropolitano no hace presión. Por ahí gritarán 15 minutos y después a la cerveza, besitos a la amante y mirar el celular”, sentencia la columna de opinión ‘Barranquilla ya no da la talla, Bogotá, la verdadera casa de la selección’, publicada por Las2Orillas.
Una fuerte crítica plantea Iván Gallo, escritor del artículo, quien asegura que la hinchada que asiste a los partidos en Barranquilla son desagradecidos, no apoyan y se dedican a farandulear en vez de animar al seleccionado, lo que debería hacerle sentir la presión a los rivales de turno y así ser el jugador número 12, no un simple publico pasivo que se dedica a tomar cerveza y hacer negocios.
El argumento se apoya en un hecho que ocurrió hace 28 años, cuando Colombia perdía por un gol a cero contra Paraguay, la tricolor necesitaba la victoria para disputar el repechaje contra Israel y acceder a Italia 90. “Maturana decidió sacar a Valderrama, quien con lágrimas en los ojos sabía que no había jugado bien, mientras la silbatina atronadora lo enjuiciaba. Por fortuna Colombia volteó el marcador y accedió al repechaje, pero nada justificaba el comportamiento altanero y desagradecido con Valderrama, tan surrealista como si la Bombonera chiflara a Maradona”.
Luego de esa clasificación se empezó a creer en que el calor de Barranquilla era lo que nos clasificaba a los mundiales, pero el artículo de Las2Orillas es claro en afirmar que es una completa mentira:
“A Italia 90 se clasificó porque se tenía un equipo cuya base era el Atlético Nacional campeón de la Libertadores que le hizo un partidazo al Milán de Arrigo Sachi en la Intercontinental en Tokio y que, además, le tocó un grupo fácil: una alicaída Paraguay que ya no tenía a Cabañas ni al Cenizo Nunes, un Ecuador que apenas balbuceaba y un repechaje con la siempre débil Israel. En el 94 se clasificó porque teníamos al Pibe, Asprilla, el Tren y Rincón y con esa banda ganamos hasta jugando en la Paz, en el 98 porque quedaban los rezagos de esos jugadores maravillosos y en el 2013 porque disfrutamos de la mejor generación de futbolistas de la historia”.
Y cuando no se clasificó era porque las principales figuras eran Aristi, Sergio Herrera y Vladimir Marín, equipo que hasta Perú en nuestra casa destrozaba, argumenta Gallo.
La crítica a Barranquilla pasa por su público tanto como para el clima. “Acá el calor, que llega a ser despiadado, les da duro a los dos equipos. ¿O no han visto como terminan nuestros jugadores?”, y es cierto, no se sabe a quién le hace más daño la abrumadora temperatura en el ‘Metro’, nuestras figuras del momento hacen unos excelentes 15 primeros minutos, luego el juego se pasma y las emociones bajan, tiempo para que los aficionados ‘hagan de sus delicias’.
Y es que uno de los mencionados es el periodista Iván Mejía, quien también se ha manifestado al respecto: “a ver a la selección en Barranquilla va el empresario con la amante, el grupo de amigos bien de Cali a los que le parece exótico alquilar un chárter e irse desde el jueves a Barranquilla a beber hasta caer en la hepatitis de un domingo asqueroso”, por supuesto, no va el amante del fútbol, ese que siempre se pone la camiseta y sufre con su equipo.
La gente que va al Metropolitano a ver a la Selección no refleja la pasión de un país futbolero, no son esos hinchas del Junior que cuando llenan el estadio atosigan a sus rivales. “Ojalá para las próximas Eliminatorias la selección vuelva a su verdadera casa que es Bogotá. Donde nadie va a pedir por Teófilo, Bacca o Chará. En Bogotá todos empujamos para un mismo lado”, es la conclusión de un artículo que desnuda varias realidades alrededor de la mística Barranquilla y el seleccionado nacional.
Bogotá se prestaría para el fútbol, Barranquilla simplemente sería un lugar farandulero donde la gente va a tomarse selfies y presumir de haber podido conseguir una boleta para el partido, un lugar en el que los políticos regionales buscan apoyo para candidaturas ante los ‘grandes’ gobernantes del país.
Bogotá o Barranquilla, ¿para usted cual debe ser la casa de la Selección?
Lea aquí el artículo de Las2Orillas.
Barranquilla ya no da la talla, Bogotá, la verdadera casa de la selección