Ni la herida en el pómulo detuvo al papa Francisco en Cartagena

Ni la herida en el pómulo detuvo al papa Francisco en Cartagena

Ni la herida que afectó la ceja y el pómulo izquierdo del papa Francisco, detuvieron su periplo por Cartagena con el fin de llevarle un mensaje de fe y esperanza a la comunidad que lo esperaba desde primeras horas de la mañana.

El hecho se registró a las 10:40 de la mañana cuando el sumo pontífice se golpeó con el vidrio del papamóvil. Unas gotas de sangre mancharon su impecable atuendo, pero aún así siguió su recorrido sin contratiempo, luego que el comandante de la Gendarmería Vaticana, Doménico Giani lo curara.

Tuvo tiempo hasta para hacer bromas con el hecho. Cuando los periodistas le preguntaron qué le había ocurrido respondió con picardía: «me dieron un piñazo», algo así como un puñetazo. Luego rió a carcajadas.

Ese hecho ocurrió durante su visita al barrio San Francisco de Cartagena, sector marginal al que llevó un mensaje de esperanza y paz.

Después de bendecir a los habitantes de San Francisco se dirigió a la casa de Lorenza Pérez Barrios, una mujer que prepara almuerzo para 90 niños del sector.

Allí en su humilde vivienda, los médicos encargados de la salud del Papa lo curaron de nuevo, mandaron a comprar agua oxigenada a la farmacia y se cambió la ropa, pues algunas gotas de sangre habían manchado su atuendo papal.

Un fuerte abrazo y un beso en la mejilla marcaron el final de la visita a Lorenza. Le dijo que ella era muy valiosa.

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