Murió Juan Rodríguez, exrector de Unicórdoba y exprocurador

Murió Juan Rodríguez, exrector de Unicórdoba y exprocurador

El abogado Juan Antonio Rodríguez Martínez, era uno de esos abogados de la vieja estirpe donde la moral y la ética no estaban por encima de ningún interés.

Durante los largos años de su trayectoria pública hizo importantes cambios en las entidades a las que llegaba, pues su precepto estaba basado en la necesidad de convertir a los entes del Estado en sedes de servicio a la comunidad, en donde obrar bien tenía que ser la premisa.

Rodríguez Martínez, quien se desempeñara como rector de la Universidad de Córdoba en los primeros años de la década de los 80 y como procurador general de Córdoba, murió a los 76 años, tras permanecer internado por espacio de una semana en una clínica de Medellín.

Era egresado de la Universidad Libre de Bogotá, donde siempre ocupó los primeros lugares por su dedicación y esfuerzo. Cuando se graduó regresó a Montería, su tierra natal, a ejercer su oficio.

La mayor parte del tiempo trabajó como servidor público y sus compañeros coinciden en que fue un agente transformador de los procesos del Estado, en aras de lograr la eficiencia y el cumplimiento de la verdadera esencia del mismo.

En el año 1982 cuando fue designado rector de la Universidad de Córdoba donde adelantó una vertiginosa carrera por lograr una educación con calidad para los más pobres de Córdoba. Su misión fue exaltada en una ceremonia que se llevó a cabo en el año 2014 en la Universidad del Sinú en la que destacaron a los directivos del alma máter pública..

Fue designado en la Procuraduría General de Córdoba, en dos oportunidades, precisamente por su carácter recto y decidido y se convirtió en un garante del buen ejercicio en el sector oficial.

Pese a que ya estaba jubilado jamás dejó su misión de servicio, especialmente en el grupo Liberal donde siempre permaneció y donde fue designado como veedor.

Fue un hombre correcto y adusto, pero jamás dejó de lado su buen sentido del humor y su amor por la música.

A lo largo de los últimos años consolidó una familia que se convirtió en su razón de ser. Marta Arango, su compañera de batallas y luchas, y sus hijos Juan Antonio, médico, y Karina, abogada, se habían convertido en la fuerza para seguir librando la batalla por la vida que tanto amaba.

En medio del dolor y la tristeza sus restos mortales fueron traídos a Montería, desde la capital de la montaña, y velados en la funeraria Los Olivos de esta ciudad, para luego llevarlos a la iglesia La Inmaculada del barrio La Castellana y finalmente hasta el cementerio de la ciudad que tanto amó y en la que le hubiera gustado morir.

 

Distintas personalidades del sector público y dirigentes políticos de Córdoba acompañaros a sus familiares en este momento de dolor en el que el departamento de Córdoba pierde a uno de sus hijos ilustres.

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