Por: William J.Otero
A pesar que no le tengo mucha Fe a Donald Trump ni a sus políticas, considero que estamos ante una coyuntura mundial que puede inmortalizar al polémico presidente. En seis años Barack Obama no hizo más que armar a unos rebeldes desconocidos para que combatieran las fuerzas del dictador Bashar Al Assad en Siria. Este insuficiente apoyo no logró contener la opresión de Assad, y el tirano atacó más de 260 veces a su pueblo, sometiéndolos a los efectos mortales de las armas químicas. Para desgracia de Siria, la guerra entre dictadura y rebeldes abrió paso para que organizaciones terroristas como ISIS y Al Qaeda ocuparan parte importante del territorio. Al ver un territorio vacío, debido a los desplazamientos, y un gobierno vulnerable, ISIS decidió arreciar contra Assad para quedarse con Siria. Para aun mayor desgracia de este país, Vladimir Putin se postuló como socio principal de Assad para eliminar a ISIS. Imágenes de aviones rusos bombardeando pueblos como Aleppo, han dado la vuelta al mundo. Esta tragedia ha pasado una factura inconmensurable que incluye: miles de civiles asesinados, niños torturados, desplazamientos colectivos, drama de refugiados, y una inestabilidad infinita.
Esta semana Trump decidió atacar directamente al régimen de Assad, ordenando una embestida a la Base Aérea Siria que originó el último atentado químico.
En la rueda prensa Trump dijo que se vio conmovido por las imágenes de los gases matando a los niños, y que esa fue su principal motivación para lanzar los misiles. Pero nosotros sabemos que ese no fue su fundamento. Como buenos hombres de negocios, Trump y Tillerson (Secretario de Estado) no dan puntada sin dedal, y no invierten recursos ni tiempo si no existe remuneración alguna. Podemos inferir que los propósitos de este ataque están enfocados a:
- Acabar con el genocidio de Assad y devolverle la paz a Siria.
- Ganar terreno en su lucha contra el Estado Islámico, y acercarse más a sus inmediaciones.
- Aumentar su popularidad en Estados Unidos y el mundo.
- Hacerle saber a Rusia que Estados Unidos es la única fuerza hegemónica del globo, y que la nostalgia soviética será suprimida a cualquier costo.
- Diferenciar su política diplomática a la de Obama.
- Demostrarle a China que lo mismo podría pasarle a su aliado Corea del Norte.
- Estar más cerca de Irán y vigilar su desarrollo nuclear.
- Apoderarse de los campos de petróleo de ISIS en Iraq, país vecino de Siria.
- Advertir al resto de los dictadores que oprimen al pueblo ¿Maduro estas ahí?.
- Ser impredecible! recordemos que en campaña indicaba que si Putin quería colaborar con Assad para acabar a ISIS, pues había que dejarles.
Por supuesto todo ataque viene con retaliación y las consecuencias que se podrían desatar pueden ser mayores. Una nueva guerra fría con Rusia no se puede descartar, nuevos atentados terroristas tampoco, y una reconfiguración de la geopolítica es inevitable. Pero con la solución positiva de este conflicto, Trump puede pasar del lado correcto de la historia.