De los sucesos de fútbol ajenos al fútbol

De los sucesos de fútbol ajenos al fútbol

Hector López

Por: Héctor A. Enríquez López

Twitter: @HectorEnriquezL

Parece increíble que una simple esfera, antes de piel de animal y hoy en día construida con polímeros sintéticos ruede envuelta en miles de millones de euros, dólares, yenes o libras.

Mucho se especula con relación a las apuestas que giran en torno al “deporte rey”, y nuestro país no es ajeno a dicho suceso.

En el año 1994, en pleno Mundial de Fútbol, celebrado en Estados Unidos, Colombia fungía como equipo favorito para coronarse por primera vez en su historia como campeón de dicho torneo, esto después de derrotar a la encopetada y actual sub campeona del mundo, Argentina, dos veces en la eliminatoria (aquel maldito 0 – 5 que posiblemente destruyó a esa generación de deportistas criollos), pero que a la postre nos dejaría eliminados en primera fase.

En dicha competición, caímos derrotados ante la Rumania de George Hagi (uno de los mejores volantes de creación que he visto en mis años de espectador futbolero) y perdiendo también contra la selección local (equipo conformado por un cantante de rock, algunos beisbolistas, pocos repartidores de pizza y algunos pocos jugadores profesionales).

Una nación donde el fútbol soccer no estaba dentro de las prioridades en las escuelas ni en las tribunas derrotaba y enviaba a casa a la selección predilecta en el ámbito futbolístico, se empezó a especular que para la organización del torneo no era lucrativo que el combinado anfitrión saliera eliminado en primera fase, ¿a quién podían entonces eliminar? A la Rumania de Hagi era difícil, un país políticamente luchador, buscando su ingreso en el gran bloque de la Unión Europea, donde su economía no dependía de la “mano amiga” de los Estados Unidos, era bastante complejo tratar de convencer. El otro equipo era Suiza, el conjunto de la cruz blanca, ese que sin ser parte de la Comunidad Europea competía mano a mano con naciones totalmente tecnificadas como Japón, Alemania y la misma Estados Unidos, era imposible tocarlos a ellos, únicamente quedaba Colombia para ser regresado a su país prematuramente…

Días después fallece en la ciudad de Medellín el futbolista Andrés Escobar, el oriundo de la capital de la montaña fue baleado a la salida de una discoteca. Hay quienes aseguran que Escobar tuvo un altercado con personas peligrosas en dicho lugar, pero las versiones más fuertes indican que su deceso se produjo por haber convertido un gol en su propia puerta ante el conjunto de las barras y las estrellas, evento que fue asociado con dinero perdido por parte de fuertes apostadores que para la época controlaban gran parte del mercado de las drogas a nivel mundial.

Nos vimos involucrados en este tipo de historias también para el mundial de Brasil 2014, donde Colombia caería derrotado en cuartos de final ante el conjunto local, desatando la polémica por un gol anulado que dio inicio a la célebre mención “era gol de Yepes”.

Independiente del nivel deportivo mostrado por “los cafeteros” en dicha copa, también se asoció a un amaño de partido para que el equipo local pudiera clasificar a las semifinales y no el creciente pero poco histórico conjunto colombiano, quien a esa altura de la competición ya había cumplido con mucho decoro.

Ahora se presenta una denuncia por un posible amaño de partidos en el fútbol colombiano basado en supuestos sobornos; la noticia informa de posibles apuestas en el Reino Unido por un valor de un millón de libras a un partido de nuestra liga, ¿se imaginan apostar un millón de libras por un juego celebrado en un gramado en el estado en que se encuentra el del estadio La Libertad, o La Independencia, o incluso el escenario cordobés con sus actuales falencias en algunos servicios y la tribuna en construcción? Yo no imagino eso, pero se suma un nuevo comentario a la de por si polémica Liga Águila.

Para empezar a sanear esto se debería prohibir que uno de los principales patrocinadores del torneo cuente con equipo propio, se debe crear un comité de veeduría y control para la celebración completa de encuentros brindando garantías arbitrales, se debe mejorar la infraestructura por parte de los municipios para minimizar el riesgo de un posible chantaje de inversión y se debe volver a jugar con alma por parte de los directivos y jugadores.

Si esto no se consigue nuestro fútbol seguirá estando en el ojo del huracán y volveremos a una horrible época de los equipos dominantes y dominados por el narcotráfico, ahora por los apostadores, donde mientras dormimos en un sueño maldito nos sumiremos más y más en una horrible noche. #NoMásViolenciaEnElFútbol.

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