De los “Catalanes” de Planeta Rica o los Madridistas de Cereté…

De los “Catalanes” de Planeta Rica o los Madridistas de Cereté…

Por: Héctor A. Enríquez López

Twitter: @HectorEnriquezL

Y se ondeaba una bandera y se alentaba a un equipo de fútbol, generalmente perteneciente a la ciudad o al departamento donde se nacía pues era un emblema regional; los más “osados” serían fanáticos de una escuadra que pertenecía a una zona del país que tal vez no se conocía, únicamente se veían en imágenes de periódico y revistas algunas pocas fotografías con muestras de lo que era la ciudad del equipo favorito. En ocasiones se iba al estadio a ver fútbol, era simplemente eso, ¡una fiesta!

La televisión por cable era algo inexistente, mucho menos pensar en la Internet, los colombianos nos limitábamos a encender el televisor y a sintonizar dos canales y posiblemente un canal regional, eran nuestros medios de comunicación y lejos estaba la realidad de un Real Madrid, Barcelona, Inter, Juventus o Manchester United, tal vez las personas del interior del país lograban ver la Bundesliga tres semanas después en un resumen de una hora bajo la voz del en ese entonces reconocido narrador Andrés Salcedo.

Por esos días en Argentina surgía un nuevo movimiento, inspirado en las poco amables barras inglesas, hinchas violentos que donde iban generaban caos, terror y destrucción, estos vándalos eran conocidos como los “hooligans”.

Nuestro fútbol se hizo ver a nivel internacional para 1990, 28 años después de nuestra única participación hasta la fecha (Chile 62), Colombia regresaba a las justas mundialistas, esto en Italia, donde agónica pero merecidamente en el tercer partido de la fase de grupos se empata con Alemania Federal (campeón del torneo) y se logra un histórico paso a octavos de final. Valderrama, Rincón, Higuita, Leonel, Andrés Escobar (Q.E.P.D.) y otros, se hicieron reconocidos en el mundo y nuestros folclóricos canales de televisión empezaron a transmitir partidos del Real Valladolid, en ocasiones del Real Madrid, del Parma del “Tino” Asprilla y de cuanto colombiano disputara un encuentro en el viejo continente. Empezamos a conocer equipos internacionales y empezamos a simpatizar con ellos. Atrás quedaban los clásicos locales, los cuales se conservan únicamente en la memoria de algunos.

Llegaría a nuestro país el torneo de “la B” y con este el descenso en la primera división, los 90 fueron una década que marcó una evolución tecnológica donde la Internet tuvo presencia a finales de este periodo, inicia la popularización de la televisión por cable y nuestros futbolistas cada vez eran más reconocidos en equipos de media tabla a nivel mundial. Viendo a “los nuestros” en Europa también veíamos la participación de los grandes clubes en enormes y majestuosos estadios, no comparables con ningún escenario deportivo de nuestro cálido pero tramposo país futbolero, donde las “fichas” de los equipos fueron negociándose al mejor postor. Adicionalmente ya se comercializaban casacas de equipos y selecciones internacionales, desde Milán de Italia hasta la “auriverde” de Brasil se conseguían en nuestras tiendas.

Iniciando el nuevo siglo empezaron a ascender a primera división equipos sin recorrido y sin hinchada, equipos que estaban ahí por lucro, a los que solamente les interesaba vender jugadores, equipos que no ilusionaban pero que ahora tenían que competir con banderas blancas o azules y rojas, banderas italianas o inglesas, banderas bávaras. Ahora los jóvenes tenían una amplia posibilidad de ver brillar a los mismos equipos internacionales semana tras semana.

La gran mayoría no conocerá el mítico “Santiago Bernabéu” ni el “Camp Nou” en persona, únicamente lo verán lleno de hinchas por dentro a través del televisor, pero ante la pobreza de escenarios colombianos, ante la falta de seguidores y lo que es peor, después de ver un “derbi” español pasar a presenciar un “clásico” entre Envigado y Águilas o entre Tigres y Equidad, con estadios casi vacíos y sin figuras rimbombantes en el gramado es comprensible que nuestra juventud se incline por alentar a la distancia y sin mayor efecto a atletas como Lionel Messi o Cristiano Ronaldo.

Lo preocupante es que han llegado a límites extremos donde con enorme exacerbo defienden una casaca de una región que muchas veces ni siquiera identifican en el mapa, llegando incluso a la violencia verbal y física en nombre de la “nueva religión” denominada fútbol. Es ahí donde espero equivocarme, pronto veremos una “guerra” de barras bravas entre los “Catalanes” de Planeta Rica y los “Madridistas” de Cereté.

PD: La preocupación pasa por el fanatismo que venden los medios globalizados en países limitados en cuanto a un análisis objetivo del entorno. Corrupción, violencia, manipulación mediática y falta de oportunidades reales hacen que el fútbol se convierta en uno de los elementos más importantes dentro de la comunidad pues es de las pocas cosas que ofrece diversión al pueblo. Una sociedad informada reduce la probabilidad de guerras sin sentido por camisetas. Controlemos nuestro propio gusto respetando el gusto ajeno y vivamos el fútbol como lo que es, ¡una fiesta! #NoMásViolenciaEnElFútbol

Deja una respuesta