De enredo en enredo

De enredo en enredo

lunatica-1Por: Lunática

Yo he vivido más el desamor que el amor en sí, supongo que como Juan Gabriel «no nací para amar» o mi verdadera vocación es el desamor.

La cosa es que toda mi vida he vivido con el miedo de querer por demás porque nunca sé si me van a querer de vuelta y por andar con ese miedo pendejo es que en mis historias de amor siempre hay un corazón roto.

Lo cierto es que siempre meto las patas y me cuesta tanto trabajo sacarlas hasta el punto de quedar exhausta de todo, de lo mismo. (Lee también: Instagram me manda mensajes Subliminales )

Enamorarse no es solo complicado, además de suponer un riesgo enorme, es agotador. Sin embargo uno no se cansa de seguir en ese cuento y creo que es la única situación de la vida en la que uno se levanta y en vez de quedar impedido, quiere con más ganas tener algún enredo en el corazón.

Las sensaciones que nos regala el amor son tan bonitas que uno termina aceptando que en cualquier momento va a sufrir o en el mejor de los casos parar de sufrir. (Lee también: El desamor y el posconflicto)

Mi drama siempre es el mismo. Miedo a todo. A que no me quieran o a que me quieran más de lo que yo puedo llegar a querer. Y en los dos casos esa vaina es frustrante. Porque o te rompen el corazón o tu se lo rompes a alguien y no solo tienes que cargar con la culpa sino también con el dolor que le causaste a esa persona..

Yo he estado en las dos situaciones. Más en la primera que en la segunda. Porque cuando me he arriesgado, no lo han hecho por mi. Y cuando se entregan con alma, vida y corazón para mi no es suficiente o es demasiado. (Lee también: Nos comimos el cuento…)

Encima llevo varios corazones rotos, algunos conscientemente, intentando forzarme a querer porque llegan manes que son una belleza que da lástima dejarlos ir. Pero que va. Toca dejarlos, porque uno sabe cuando un man no es, sino que intentamos que sea de a poquito, y nada cuando uno llega a ese punto, lo único que quiere es esconderse para no tener que dar explicaciones de porque carajo no funcionó y no tener ye echarse esa carga y ese corazón roto encima.

Si el man tiene dignidad no volverá por estos lares nunca más. Pero también esta el que no entiende el desprecio y ese lo termina odiando a uno. (Lee también: Quien esté libre de pecado…. ¡que tire la primera piedra!)

Pero son muchas las veces en las que me he tirado al precipicio con los ojos cerrados esperando que me atrapen y el golpe ha sido durísimo porque los manes apenas ven que la cosa va en serio salen corriendo y lo dejan a uno viendo un chispero y con el corazón en pedacitos.

Me consuela saber que no soy la primera ni la última que le pasan estas vainas, que de amor nadie se muere, que se gana y se pierde. Que hay personas afortunadas, que del desamor se aprende también, que el alcohol no ahoga las penas y que la vida nos va liberando de las equivocaciones poco a poco aunque cueste trabajo entenderlo en el momento. (Lee también: Cuestión de tiempo…)

Que hay personas que llegan para cambiarnos la vida y que hay quienes nos cambian cuando se van. Que más vale ser sinceros que vivir engañados, que de las malas experiencias siempre sale algo bueno, que cuando se nos cierra una puerta, se abren otras mejores o como dice una amiga, que merecemos la mejor versión del amor, la nuestra, una bonita. Que el vivieron felices por siempre ya no se encuentra en el primer amor sino por allá en el décimo.

Si el amor fuera mas fácil nadie querría enamorarse, que ese complique es a veces necesario para enfrentarse a los sentimientos, para saber que es lo que queremos que nos hagan sentir.

Mi consejo es que hay que arriesgarse siempre, hasta que el riesgo valga la pena y nos haga olvidar todas esas veces en que pudo ser y no fue. (Lee también: Todas tienen algo de “Lunática” )

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