Cayó el telón de los viejos teatros en Montería

Cayó el telón de los viejos teatros en Montería

Por: Carlos Antonio Alviz Sierra

Hace varios años, cuando Montería era más pequeña, menos avanzada, con menos renombre que el que hoy día tiene, sin tantos parques o calles pavimentadas, cuando aún no habían llegado los grandes centros comerciales, el entretenimiento, la diversión y los planes de familias, novios y amigos era otro muy distinto al que hoy día vemos.

Para desdicha de muchos ese entretenimiento desapareció. De ellos no quedan más que recuerdos, algunos han corrido con suerte y todavía conservan sus paredes viejas y desgastadas por el paso de los años.

Los teatros o salas de cines, como eran conocidos en la Ciudad de las Golondrinas, llegaron a su final y uno a uno fueron cerrando sus puertas. Cine Sinú fue el último de los teatros en proyectar, El último Boy Scout, protagonizada por Bruce Willis, selló sus funciones.

Los teatros en Montería, algunos grandes, otros no tanto, fueron escenarios donde convergía el arte.- Eran testigos directos de maravillosos acontecimientos culturales y hasta deportivos. Aquellos lugares albergaron por años espectaculares musicales, orquestas internacionales, afamados cantantes y también funciones de circo para el deleite de los cordobeses.

En aquel entonces Montería alcanzó a tener 10 teatros. Ninguno de ellos hoy funciona, todos fueron quedando atrás y desapareciendo. Hoy muchos los desconocen o ya ni se acuerdan. Los cines o teatros se fueron a pique cuando estos decidieron dejar de lado las tan exitosas cintas mexicanas, que tanta aceptación tenían en el público. Por otra parte los grandes shows empezaron a ser cada vez más costosos, por lo que la gente dejó de asistir. A partir de entonces, empezaron a decaer y a ser parte de la historia.

Los pioneros

En Montería las salas de cine pioneras aparecieron hacía la década de los 30, con el Salón Variedades, de propiedad de Raúl Piñeres, un ganadero cartagenero.

Otro fue el Teatro Roxy. Su propietario fue un general de la Guerra de los Mil Días, Enrique Gómez Pérez, quien luego bautizaría este bajo el nombre de Teatro Montería. Y el Teatro Naín, con más de cien años de haberse fundado.

Estas salas presenciaron grandes espectáculos y personalidades como por ejemplo: el cantante puertorriqueño Daniel Santos, el dominicano Alberto Beltrán, la poeta argentina Berta Singerman, Carlos Julio Ramírez, cantante y actor colombiano, Nelson Pinedo, Olimpo Cárdenas, Agustín Lara y Libertad Lamarque.

Cuenta la historia que Pedro Vargas, cantante mexicano, de quien además cuentan que un día salió del emblemático Hotel Sinú, donde se encontraba hospedado y que aún ofrece sus servicios, cruzó la Avenida Primera y se bañó en las aguas del imponente río Sinú, para refrescarse, un acto que dejó a todo el que se encontraba cerca al lugar boquiabierto.

Otras figuras como el torero español Manuel Mejía Rapela, apodado El Papa Negro, y la rejoneadora Juanita de la Cruz también se presentaron en los teatros Roxy y Variedades.

En este último también se realizaron veladas de boxeo con personalidades tales como el cartagenero Pedro González y Zenón Vellojín, del municipio de Cereté.

La lista no para allí. Por la capital ganadera de Colombia también pasaron la Sonora Matancera, el maestro Pacho Galán, Las Anacaonas (grupo musical conformado por mujeres) la Orquesta A Número Uno, del maestro José Pianeta Pitalúa, y afamadas bailarinas mexicanas de la talla de Tongolele, María Antonieta Pons y Rosa Carmina (cubana).

Inicio de la época dorada

A medida que arribaban con más frecuencia destacados artistas, la respuesta positiva del público se hacía mayor, se abrió una gran oportunidad para los empresarios y propietarios de estos lugares y es entonces cuando nacen en Montería nuevos teatros entre ellos el Teatro Córdoba, Teatro Nariño, Teatro Betancí, Teatro Sinú, Teatro Colombia, Teatro Avenida y el Teatro Libia.

Existen muchas anécdotas alrededor de las salas de cine que un día existieron en la capital cordobesa, una de ellas la escribió el periodista Toño Sánchez, en una de sus publicaciones hechas para el periódico El Tiempo: «Cuando se decidió a quitarle el techo de zinc al Salón Variedades para dejarlo al aire libre, en la tarde del 14 de julio de 1939, los propietarios estuvieron discutiendo el valor del trabajo con el maestro de obra Lafont, quien pedía 500 pesos y los dueños se plantaron en 400. Aplazaron la negociación para el día siguiente, pero esa noche el huracán Santa Ana, arrancó el techo… En el Teatro Naín fueron famosos dos policías, conocidos como Mano Pello y Mico Manso, quienes permitían el acceso de menores a cambio de media botella de ron o de medio paquete de cigarrillos Piel Roja».

Teatro Roxy

El Teatro Roxy fue llamado después Teatro Montería. Estaba ubicado en la calle 29 con carrera cuarta. Hoy en día se encuentra en el sitio las instalaciones y el parqueadero del supermercado Ara.

Según la Guía Ilustrada del Sinú de 1916, de Ayres Nascimento, el Teatro Roxy fue terminado de construir a finales de 1913 e inaugurado en enero de 1914. Después cambió su nombre al de Teatro Montería, con el que permaneció hasta que dejó de funcionar.

Allí se presentó la primera película de cine mudo titulada «La resurrección de Lázaro».  Pedro Vargas, cantante mexicano, también tuvo la oportunidad de presentarse en este maravilloso recinto.

La edificación fue hecha de madera, estaba conformada por una amplia luneta, constaba de 26 asientos, y ademas una galería, con capacidad para 600 personas.

En el segundo piso había 29 palcos, cada uno con seis sillas vienesas, que eran adornadas con flores cuando se realizaban presentaciones dramáticas y líricas.

El tercer piso, conocido vulgarmente como “El Gallinero”, permanece en la memoria de Juan Castillo, vendedor ambulante, quien recuerda las historias de su abuelo, al decir que era un desorden, ahí todo el mundo gritaba, algunos atrevidos hacían cosas indebidas, otros lanzaban objetos para incomodar a los demás.

Teatro Variedades

El Teatro Variedades aún conserva el color amarillo con el que se inauguró, al igual que su arquitectura. En la actualidad hay una ferretería en sus instalaciones.

Está ubicado en la Avenida Primera, entre calles 33 y 34. Su fundación se dio en 1914 por iniciativa de Raúl Piñeres, ganadero cartagenero, bajo el nombre de Circo Teatro de Montería. Tiempo después este fue cambiado a Circo Teatro Variedades.

Inicialmente se presentaban corridas de toros y peleas entre perros adiestrados. Las películas que se proyectaban eran todas de cine mudo. Solo hasta 1933 se emitió la primera película sonorizada y la proyección estaba en sincronía con el audio de los discos. Antes de esto eran las orquestas o grupos musicales los encargados de ambientar los sonidos de las cintas.

En la actualidad la Alcaldía de Montería trabaja en la recuperación del patrimonio histórico de la ciudad, destacando sus lugares representativos y este lugar está incluido dentro del mismo.

Algunos teatros preparaban unos libretos, que eran leídos para orientar a los espectadores sobre la trama que se presentaba en el telón.

El 24 de agosto de 1940 una fuerte lluvia debilitó la estructura haciendo que el techo de esta se viniera abajo, después de los arreglos a los que fue sometido se le conoció con el nombre de Teatro Variedades.

También se realizaron certámenes de belleza y durante las festividades del 20 de enero, al igual que el 11 de noviembre, el teatro se empleaba como salón de baile.

Teatro Nariño

El Teatro Nariño fue uno de los más emblemáticos de Montería. Actualmente solo funciona la primera planta de la edificación que consta de tres plantas, de las cuales solo funciona una.

Allí se encuentra ubicado el Almacén Urihornos, en la carrera cuarta con calle 39 esquina. En esta estructura nació la primera estación radial del departamento de Córdoba, Emisora Sinú, que entró en funcionamiento el 18 de junio de 1955, año en el que también se inauguró el teatro.

El Teatro Nariño sirvió como escenario para la exhibición de otro de tipo de eventos a los acostumbrados, como las peleas de gallos y peleas de boxeo.

Teatro Avenida

El Teatro Avenida estaba ubicado sobre la Avenida Primera B, entre las calles 39 y 40. Allí funciona hoy un taller, pero aún es posible apreciar lo que un día fue el telón de cemento.

Abrió sus puertas un 20 de julio del año 1958, con la película méxico-estadounidense «El niño y el toro», del director Irving Rapper.

Esta sala fue propiedad de Abraham Pupo Villa, un ilustre cordobés que participó en la conformación del departamento de Córdoba y fue gestor de otros teatros como el Naín.

Teatro Colombia

La construcción del Teatro Colombia se dio a finales de los años 50. Su propietario era Nicolás Palacio, quien logró consolidar uno de los tres que se encontraban sobre la Avenida Primera de Montería, de cara frente al río Sinú.

Al igual que el Teatro Variedades, adaptó su sala en un salón de baile de la ciudad. Estaba ubicado en la Avenida Primera entre calles 32 y 33. Hoy no queda nada más que locales comerciales.

Teatro Naín

La inauguración del Teatro Naín fue en el año 1959. Su propietario fue Abraham Pupo Villa, quien además fue uno de los pioneros de la radio cordobesa.

A la fecha solo quedan sus paredes decoloridas y se convirtió en un parqueadero. Las ruinas de este se encuentran en la calle 29 con carreras primera y segunda.

Teatro El Faro

El Teatro El Faro fue quizá uno de los más pequeños que existió en la ciudad. Su funcionamiento se dio en los años 60 y aunque no tuvo mucho renombre y estuvo casi oculto, se hallaba en la calle 28 entre carreras nueve y diez.

Su nombre lo debe al Club de Billar El Faro, con el que colindaba, ambos pertenecientes a Carlos Puche, un reconocido empresario de la región.

Juan Carlos Pérez, vecino del sector, aún recuerda las películas mexicanas que en este se proyectaban, cuenta además que eran pocas las personas que asistían a las funciones y que por lo general eran parejas de novios que llegaban al lugar para verse más que para ver la película.

Teatro Betancí

La sala del Teatro Betancí se encontraba en el barrio La Julia de Montería, sobre la calle 22. Fue un cine pequeño, debido a su ubicación no tuvo gran acogida.

Fue poco conocido por los habitantes de la ciudad y su público por lo general eran niños y jóvenes que habitaban cerca del sector.

Algunos vecinos como Juanita Bertel, dice no recordar mucho sobre el teatro, pero sí reconoce que en este lugar se proyectaban cintas mexicanas.

En el sitio es posible apreciar la pared alta que en los años 60 sirvió como telón de cemento. Hoy en día es un sector residencial.

Teatro Libia

El Teatro Libia fue uno de los más emblemáticos de Montería. Cuenta Javier Salas, tendero de 67 años que vive cerca al sector, que cuando abrió sus puertas al público, la asistencia era masiva, todo el mundo deseaba entrar al menos para conocerlo, era grande y bonito.

En el año 1967 se inauguró en Montería la primera sala de cine completamente cubierta, contaba con asientos para más de mil personas, ademas este se consagró gracias a las series de películas de Cantinflas, la primera proyección que llevó a cabo en el Teatro Libia fue Su Excelencia, protagonizada por Mario Moreno “Cantinflas”.

La comunicadora y docente universitaria Sonia Bustos González, recuerda que estando niña su madre la llevaba a ver películas de Hollywood a este sitio, clásicos del cine hoy en día.

La crisis llegó y hacia finales de los 1980 e inicio de 1990 y luego de sus múltiples intentos por recuperarse y de proyectar cine rojo, finalmente tuvo que clausurar sus funciones.

Sus propietarios fueron Nicolás Palacio Mejía y Luis Botero, socio de Cine Colombia.

Teatro Córdoba

El Teatro Córdoba estaba ubicado en la diagonal 16 del barrio la Granja, sur de Montería. Debido a la respuesta positiva del público, producida por el Teatro Libia, se propuso la construcción de otra sala de teatro de igual forma, cerrado.

En esta ocasión se ubicó en un populoso sector. En un principio en este se presentaban extensas filas para su ingreso, tal como lo relata Edilberto Ortega Pitalúa, residente del sector: “Recuerdo que había que había que comprar las boletas el mismo día de la función, eran unas cartulinas de colores escritas a mano, varias veces intenté colarme falsificando la caligrafía, hasta que un día lo logré, travesuras de muchachos», cuenta entre risas.

También dice extrañar esos tiempos en los que la diversión no dependía de la tecnología como vemos hoy. «El teatro Córdoba podía albergar cerca de 800 personas. En la actualidad es un parqueadero y sirve como garaje para guardar las carrozas de la Feria de la Ganadería y Fiestas del Río, ambas festividades de la ciudad.

Juan Beltrán, un señor de 65 años de edad, cuenta que desde que el parqueadero entró en funcionamiento cuida el lugar, no recuerda la fecha exacta en la que el teatro dejó de ser un centro de entretenimiento.

El último adiós

Hacia la década de los 90 nace el teatro Sinú en el año 1994 y Cinema La Castellana en el año 1997. Ambos fueron un fracaso por lo que tuvieron un corto preludio.

Tristemente, la época de oro de las salas de cine en Montería, fue rápida y terminó sin dolientes. Ya nadie pregunta, nadie las recuerda, nadie las extraña.

Para el cineasta Carlos Durango la llegada de la tecnología fue borrando de la memoria de los monterianos cada uno de estos teatros, que fueron reemplazados poco a poco por televisores y aparatos más avanzados.

Los teatros empezaron a morir lentamente y con ellos los recuerdos de las viejas generaciones que vieron en sus salas las más grandes proyecciones y bailaron en los salones que están en ruinas, pero que conservan gran parte de la historia de Montería y Córdoba antes que cayera el telón.

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