Adiós al Papa que no ve televisión, come bananos y se afeita dos veces al día

Adiós al Papa que no ve televisión, come bananos y se afeita dos veces al día

Está a punto de terminar la visita del papa Francisco a Colombia y la lección que deja es la humildad. No hizo mayores exigencia durante su permanencia en el país, se movilizaba en un carro sencillo, no hizo ningún tipo de exigencias con las comidas y como si fuera poco cumplió, sin retraso alguno incluso después de sufrir una pqueña herida en el pómulo, con el itinerario previsto en forma puntual.

El argentino Jorge Mario Bergoglio, quien cumple 81 años el próximo 17 de diciembre, es uno de los papas más carismáticos de los últimos tiempos. No ve televisión porque así se lo prometió a la Virgen del Carmen el 15 de julio de 1990.

Las cuatro noches que estuvo en la Nunciatura en Bogotá se dormía a las diez de la noche, antes leía algún libro y conversaba con la gente que lo atendió en la capital colombiana.

En todos los sitios le tenían dispuesta una cama cómoda para que hiciera su acostumbrada siesta de 40 minutos, pero en algunas oportunidades prefirió no dormir. Lo que sí hace es afeitarse dos veces al día y no deja para nada sus zapatos ortopédicos que le permiten mayor facilidad para caminar.

El papa Francisco insistió en el valor del perdón, la reconciliación y en los valores de la familia. En la suya tuvo dos hermanos y dos hermanas; es técnico químico y nunca tuvo secretarios hasta llegar al Vaticano.

No tenía chófer, en Buenos Aires andaba en bus o metro y siempre ha mostrado un mensaje de sencillez que fue el que evidenciaron los colombianos durante su visita a Colombia.

No molestaba para nada. Comía todo lo que le servían, sin reparo alguno. Solo pidió que no le dieran vegetales crudos. Pedía una jarra de agua para tomar por la noche cuando entraba a su habitación, al igual que los bananos que acostumbra a comer para evitar los calambres.

 

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