Madre de bebé de año y medio exige prontitud en cirugía para mejorar la calidad de vida de su hija

Madre de bebé de año y medio exige prontitud en cirugía para mejorar la calidad de vida de su hija

Una odisea vive Angie Lorena Aguirre Aristizábal y su esposo, debido a que su pequeña hija de año y medio padece una fístula rectovaginal desde los cuatro meses y la cirugía que necesita no ha sido autorizada por la EPS Salud Vida.

De acuerdo al relato de la madre, desde que nació su hija, Sara María Alean Aguirre, se percató de que las heces fecales no le salían por el recto sino por la vagina, por lo que la llevó donde el pediatra y a pesar de que no le creían y pensaban que ella por ser madre primeriza la limpiaba mal, contra todo pronóstico solicitó los exámenes para la pequeña que estuvo hospitalizada en UCI debido a las constantes infecciones urinarias que le daban.

Al practicarle los exámenes a Sara evidenciaron que tenía la fístula rectovaginal y le dieron a la menor una remisión para cirugía de alta complejidad, ya que se evidenció que tenía una malformación en el intestino grueso y la operación debería llevarse a cabo en un centro médico de cuarto nivel.

Sin embargo, a la niña le dieron una cita en la Casa del Niño en Cartagena, por lo que Angie decidió viajar un día antes con su hija y cuando iba llegando la llamaron de la clínica y le dijeron que se devolviera que no la podían atender por la EPS ya no tenía contrato con ellos.

“Me tocó costear los gastos del viaje, todo para que me dijeran eso cuando llegué, así la ingresé por urgencias y me dijeron que no podían hacer nada que hace meses ya no tenían contrato con ellos. Yo me regresé y coloqué una tutela e incidente de desacato”, relató la madre.

El tiempo seguía pasando y Sara no recibía la autorización para la operación que necesitaba, así que sus infecciones urinarias se comenzaron a volver más repetitivas y en diciembre del 2018 la cambiaron de especialista, el cual ordenó con prioridad unos exámenes médicos que consistían en un colón enema y una cistografía para observar que daño habían hecho las infecciones urinarias en los riñones.

“Como pudimos mi esposo y yo conseguimos la plata y nos fuimos para Medellín, donde los exámenes evidenciaron que se le estaba dilatando la uretra y el orín se le estaba regresando a los riñones en vez de evacuar, lo cual es peligroso porque si no se trataba con el tiempo podía necesitar una cirugía de riñón”.

Ante esta situación y según el relato de Angie, para mejorar la calidad de vida de su hija le autorizaron una colostomía, debido a que las infecciones por la bacteria Escherichia coli seguían creciendo.

La recuperación de la operación de la colostomía duró 13 días y el médico le habría manifestado a Angie que todo salió bien y que el cuerpo había aceptado el procedimiento, así que lo que quedaba pendiente era la fístula.

Pasó mes y medio y según Angie se dirigió donde el médico, quien le manifestó que no podían hacer la cirugía hasta que la niña estuviera más grande, sin embargo, la colostomía se prolapso cuando a la pequeña le hacían unos exámenes médicos y tuvieron que meterle parte del intestino con la mano para prevenir una hemorragia.

“Yo no podía con el desespero por ver a mi hija así, entonces hice un comunicado contando la historia de mi hija y lo envié a la Supersalud, Presidencia de la República, Fiscalía, Procuraduría, ICBF, Ministerio de Salud, entre otras entidades, hasta que me llamaron de la EPS y me dieron una cita para el 2 de agosto en el Hospital La Misericordia – Fundación HOMI, al cual desde hace mucho les había dicho que me mandaran”.

Actualmente, la pequeña Sara sigue necesitando su operación y está a la espera de la cita con el cirujano, permanece todo el día en cama, debido a que no debe hacer fuerza por la colostomía y sus padres gastan mensualmente 800 mil pesos entre medicamentos, pañales y cremas, los cuales no son subsidiados por la EPS.