La justicia podrida. ¿Peor que el narcotráfico?

La justicia podrida. ¿Peor que el narcotráfico?

Por Robert Angulo Santos.

Pablo Escobar Gaviria fue el máximo jefe del cartel de Medellín, en su larga carrera delincuencial, inundó de drogas a los Estados Unidos, se convirtió en congresista, asesinó candidatos presidenciales, ministros, policías, magistrados y muchas personas inocentes, en ese imperio reinó por varias décadas, muchas veces estuvo recluido en la cárcel. Al final como todo capo murió en su ley. El 2 de diciembre de 1993, cayó abatido por el «bloque de búsqueda» sobre unas tejas en la ciudad de Medellín.

En ese cartel, Pablo Escobar fue el principal líder de la banda, estuvo acompañado en otra línea de mando por narcotraficantes como Gacha, Ledher, los Ochoa, también contó con sicarios profesionales como popeye, el limón, el mugre y otros delincuentes que se encargaban de ejecutar las acciones ordenadas por el máximo líder, muertes, extorsiones, envíos de coca eran sus acciones repetitivas.

En el año 1985 se conforma una alianza macabra entre el cartel de Medellín y el M-19, para perpetrar la toma del Palacio de Justicia, que buscaba así evitar la aprobación del tratado de extradición a Estados Unidos que estaba siendo evaluada en esos momentos por la Corte Suprema, así cometieron la barbarie más grande de la historia, la guerrilla bajo las órdenes de Pablo Escobar, entró por la fuerza en el Palacio de Justicia y mantuvo  como rehén a más de 300 personas, entre magistrados, empleados y visitantes, al final con un triste desenlace que todos conocemos.

En esa época Colombia tenía una Corte Suprema Justicia que actuaba con equidad, rectitud, imparcialidad, ecuanimidad, neutralidad. Las posiciones jurídicas eran ajustadas al derecho, sus fallos obedecían a la realidad procesal, sin duda alguna dejaron muchas enseñanzas, e incluso hoy muchas de sus jurisprudencias aún son materia de estudio en las grandes universidades del país, pero además era una Corte honorable, que jamás se dejó doblegar ante las pretensiones o presiones de la mafia delincuencial, eran unos magistrados probos, que le dieron un realce a la administración de justicia, ese fue su único pecado, impartirla de forma real y efectiva, por ello fueron silenciados bajo las balas asesinas de la mafia.

Hoy tenemos una Corte al borde del abismo, que en nada se parece o nos recuerda a la de Alfonso Reyes Echandia, esta de hoy convirtió al máximo órgano de la justicia en una verdadera mafia, actúan al mejor estilo de Pablo Escobar, tiene en su presidente al jefe del cartel, y existen otros magistrados que cumplen el papel de Gacha, Ledher o los Ochoa, quienes obedecen y acatan las decisiones de su «máximo jefe» aquí lo importante es coronar la vuelta, ademas en esa estructura criminal cuentan con otros personajes que ejecutan las acciones que realizaban popeye, el arete o el limón, pues ellos se encargan de negociar los fallos, teniendo como única diferencia con el extinto  cartel de Medellín que si los investigados no se someten a su extorsión o constreñimiento, estarán condenados a pudrirse en una cárcel, allá en el mundo de Pablo, el castigo era la muerte.

«La justicia tocó fondo”, “el sistema colapsó”, hay que “revocar a todos los magistrados”, “la Corte está de luto», necesitamos un revolcón urgente, todos los fallos de la Corte Suprema deben ser revisados, seguramente muchos que pagaron fueron absueltos, los que no aceptaron sus exigencias deben estar presos en la Picota,  o salieron por pena cumplida, hoy también muchos inocentes deben estar detenidos por no acceder a sus extorsiones, constreñimiento o por decisiones que fueron amparadas en «conveniencia política», como en su momento lo reveló Diego Palacio en una de las grabaciones en sala plena de los jefes del «cartel de la toga».

El «cartel de la toga» era un secreto a voces, su poder era tan inmenso y temido, como el cartel de Medellín, ese mismo que nadie se atrevía a denunciar, pues era ponerse una lápida en la frente, este cartel en sus nóminas cuenta con poderosos del cuarto poder, quienes hacen el trabajo y luego con su silencio cómplice los encubren. Establecieron su propio modus operandi para protegerse de sus mismas fechorías, impusieron de moda el «yo te elijo tú me eliges», definitivamente este cuerpo colegiado da asco, acabaron con la justicia, la impartición de ella debe ser recta y eficaz, no podemos continuar teniendo en las altas cortes, presidentes, magistrados, auxiliares que actúan al mejor estilo de las grandes mafias del narcotráfico, que se conciertan para ejercer el sicariato moral, el constreñimiento, la extorsión, para luego imponer sus fallos, aún en contra de la verdad procesal.

Un comentario sobre «La justicia podrida. ¿Peor que el narcotráfico?»

  1. Si bien es cierto que la justicia en Colombia está sumergida en un caldo de corrupción, clientelismo, y favoreciminetos tampoco hay que negar que los que están siendo investigados usan estas mismas prácticas para su accionar politiquero. Ahora quieren ser víctimas después de ser victimarios, si no incurrieran en delitos no esrarian siendo llamandos a responder por estos y lo más lógico. Si actuarán conforme a la ley no aceptarían pagar sobornos a quienes los juzgan para alterar y desviar las investigaciones.
    Lo cierto es que es vergonzoso para nuestro departamento que los 3 senadores del partido de la U en fuera del congreso mostrando la realidad de la clase dirigente del departamento. Y la vergüenza más grande esta por venir cuando en las próximas elecciones parlamentarias los Cordobeses salgan a elegir a sus herederos políticos

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