Por: Robert Angulo Santos
La propuesta lanzada por alias Timochenko en días pasados, de establecer un gobierno de transición me parece inaudita e insólita, aunque tendría el mismo jefe de las Farc que explicar los alcances de tan desconcertante propuesta.
Colombia es un país que tiene un gobierno constitucional elegido por cuatro años y luego de culminado según nuestra Carta Magna, se realizan unas nuevas elecciones para un nuevo periodo, por lo que la propuesta de establecer un gobierno de transición bajo las condiciones actuales de nuestra patria, son sencillamente inaplicable.
Entiendo que esa clase de gobierno de transición, aplican cuando hay una ruptura constitucional o un golpe de estado que trata de establecer en un nuevo régimen. Por ejemplo el gobierno de transición que vivimos en Colombia tras la dictadura de Rojas Pinilla.
En algún momento Alfredo Molano planteó la posibilidad de una alianza entre el Gobierno y las Farc para preservar los acuerdos. Flaco favor le harían al presidente Alvaro Uribe si se construye esa posible alianza política, imagínense FARC y Gobierno Santos, juntos luchando por las presidenciales, sería el apague y vámonos en el país del sagrado corazón, pero en la viña del señor todo es posible.
Lo cierto es que con las actuaciones del Gobierno y de las mismas FARC, Uribe y su movimiento cada día se fortalecen, en el pasado los errores del Gobierno y de la misma guerrilla lo llevaron a la presidencia, hoy veo que va por el mismo camino directo a palacio, ya no como candidato pero si como máximo líder de la oposición.
La refrendación de los acuerdos vía Congreso de la Republica sin consultar al constituyente primario, cambiando la reglas de juego que el mismo Presidente había fijado, y la propuesta de las Farc de implementar un gobierno de transición, definitivamente no calan en el pueblo, que al final termina cansado de que le incumplan las promesas y termina castigando los errores de los gobernantes.
El gobierno de Santos seguramente buscará un candidato que pueda ganar las próximas elecciones, que a la vez brinde garantías para la implementación y cumplimiento de los acuerdos, lo que resultará una tarea difícil y titánica, por la impopularidad del presidente Santos y el temor del pueblo colombiano de que el comunismo se tome a la nación.
Lo cierto es que, con todo lo que ha pasado con el proceso adelantado con la guerrilla de las Farc, así como en el 2002 cuando se fracasó con Pastrana en su intento por «La Paz», en donde el pueblo se canso y terminó llevando a Uribe al palacio, hoy con unas Farc desarmadas, haciendo política y un proceso de paz que solo el tiempo nos dirá si fue exitoso, el presidente Uribe está nuevamente cerca del Palacio de Nariño.